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lunes, 26 de julio de 2010

Crónica

Hace calor hoy, mucho calor. Supongo que de ahí mi somnolencia.
Esta mañana, en la consulta, entra una chica y nos cuenta que tiene dolor de estómago. Escucho, miro, apunto, lo mismo de siempre. F. se levanta y le pide a la paciente que se tumbe, que va a explorarle el abdomen. Me mira y me hace un gesto. ¿Qué? ¿Que la explore yo? Como el primer día, cuando saqué el fonendo de la mochila y escuché un corazón por primera vez. Me acerco, observo cómo se hace y me lanzo. La paciente está tranquila. ¿Y yo? Quizás un poco menos, pero también. Es obvio que no estamos en una situación de vida o muerte, pero para mí... Es lo que es, medicina en estado puro.

Bendita suerte he tenido.

3 comentarios:

  1. Oh, sí señor, me recuerda a cuando yo era un mozo y extraí un módulo de RAM por primera vez en mi vida :D

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  2. Pues así es como aprendimos todos. Además, la parte de propedéutica (exploración) hay que hacerla con las manos. De nada sirve mirar.

    A ver qué cosa pillamos en la consulta para ti la próxima vez... :)

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