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viernes, 19 de abril de 2019

Estertor

Con todo por hacer, me quedaré contigo
Por el último suspiro que exhalo, por cómo mis mejillas picadas sólo tienen sentido
cuando duermen en el cuenco de tu mano,
por el escalofrío.
Por el reflejo de succión,
por el reflejo de apretarte con mis muslos.
Por el estertor, por la flama,
Por todo lo que nos queda por hacer,
me quedaré contigo.

viernes, 5 de abril de 2019

Canto a mis carnes inestables (Poetry Slam Málaga 5/4/19)

Con este poema he quedado finalista en la Slam de abril. Me han aplaudido y hasta se ha levantado la gente. Creo que ya me puedo morir tranquila. 

La música de mi infancia fueron los gritos de los niños en el patio del colegio,
la nariz arrugada de mi madre ,
su barbilla altiva,
apuntándome como una flecha,
su mirada de decepción silenciosa.
Tengo marcada en los bajos de la espalda, la cicatriz
de la mano de aquel niño
que me sacaba del estrecho pasillo del autobús del colegio
a empujones,
a patadas.
Tengo grabada en la barbilla
la redondez de mi espalda,
y cómo me pasé cien mil noches
buscando el ángulo de mi propia mandíbula.
Y otras cien mil noches
buscando en los bolsillos de los vaqueros de la talla treinta y ocho, de mi amiga, la perfecta, a ver dónde estaba la gracia.

Las hojas del calendario
y los libros de secundaria
fueron cayendo y rebotando, haciendo eco
en este infinito estómago mío,
entre estas largas caderas fui guardando
el deseo,
los besos,
el frío,
las flores que se abrían a mi paso,
lo devoré todo.

Me entretuve cada noche
en ensayar esta sonrisa de escaparate
en ser la más agradable, la más risueña
sin quejas ni caras serias;
Porque ninguna de las montañas que escalé,
ninguno de los monstruos que vencí valdría para nada,
mientras mi IMC no estuviese en un rango "razonable", "saludable",
Aprendí a vivir pidiendo disculpas,
compensándoos por tener que contemplar
este cuerpo superlativo y desagradable.


Y a ti, que me dijiste que me amabas durante seis años, y una tarde de enero hiciste las maletas y te marchaste
diciéndome que ya no me querías
y que ya no me besabas
porque estaba más gorda.
Cuánto desprecio hace falta,
cuánta basura debías tener en el alma,
a tí, te digo,
que yo,
yo podré encorsetar estos muslos como troncos,
cerrar esta cintura planetaria,
podré ponerme dura, y sudar,
hacerme diminuta,
constreñirme,
comprimirme,
abreviarme.
pero tu misoginia,
tu gordofobia,
tu puta intolerancia,
eso no se puede sudar en un gimnasio.

Estoy cansada de escuchar
historias de superación,
transformaciones increíbles,
fotos del antes y del después,

Contemos, por una vez, historias de mujeres gordas que van a la luna,
que escriben libros,
que ganan nobeles.
Mujeres gordas que corren, que saltan, que juegan a baloncesto,
mujeres gordas que ríen, que besan, que follan, que aman,
mujeres gordas que son felices.
No es tan descabellado pensarlo, no es una locura tan enorme…
Porque esto, esto no es un error, no es algo roto que arreglar, no es una aberración ni una vergüenza, no es una enfermedad.
Esto no es más que un cuerpo,
un cuerpo y nada más,

nada más y nada menos, que un cuerpo.