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jueves, 3 de mayo de 2018

Año nuevo

Todos los días son año nuevo si lo piensas con ilusión.
Todos los días son año nuevo si pasaste la noche anterior pensando en suicidarte.
No os preocupéis, amigos lectores y amigos entre el público, este texto no es autobiográfico.
(Aunque podría serlo).
Anoche, a las 1 30 de la madrugada, estoy tirada en la cama con los ojos abiertos como platos y pesados como yunques, pensando en qué pasaría si cogiese el coche y lo aparcase en medio de las vías del tren. Sé lo que pasaría, pero lo sigo pensando, luchando obstinada contra el sueño.
Anoche, a las 2 30 de la mañana, me encuentro de pie en medio del pasillo, con los muslos goteando y mi fantasma de cabecera hablándome al oído. No sé qué hago aquí. Debería estar en la cama.
Me meto en la cama y la cama me quema, como me quema la piel abierta. Me queman los ojos. Me quema mi cuerpo. Me quema la piel cuarteada, las cicatrices, las malas decisiones.
Finalmente, me queman más los ojos que todo lo demás y termino por dormirme.

Todos los días son año nuevo cuando te despiertas nauseoso, confundido, preguntándote cómo es posible que no se te haya parado el corazón mientras dormías.
Todos los días son año nuevo cuando no ves más allá de las ocho de la tarde.
Todos los días son año nuevo cuando estás colgado de un árbol, sorprendido ante tanta violencia.

Cuando todos los día son año nuevo, un año artificial que empezó hace un año y un día y terminó anoche, sea uno de enero, cinco de mayo o quince de octubre, qué importa, el tiempo pasa más deprisa. Cada uno de mis años contiene trescientos sesenta y cinco años en uno, menuda muñeca rusa, ¿no? Cuando cada día es año nuevo, también, es difícil hacer balance, pero no imposible.

El año pasado fue el año de las lágrimas,
De las velas aromáticas,
El año de las listas de cosas que hacer,
De la cama vacía,
Y de la cama llena,
El año de la psicoterapia,
De las benzodiacepinas,
El año de la desesperación,
El año de la paciencia,
De las mascotas,
El año del amor,
De los tatuajes,
El año de las piernas firmes
Y de las agujetas,
El año de los vikingos,
De la locura,
De hacerte el amor.
El año de las malas decisiones
El año del insomnio
Y de los vómitos
Y del suero fisiológico
Y de las transfusiones
Y del coma inducido
El año del cautiverio.
El año de la supervivencia.

Ojalá el año que hoy empieza sea... Sea. Que sólo sea. Ni malo, ni bueno, ni mejor, ni peor. Sólo, que sea. Y que yo esté aquí para poder despedirlo, de nuevo, esta noche. 

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