Poesía, literatura, pintura, viajes, historia del arte, medicina, política... Un poco de todo y un poco de nada.

viernes, 20 de abril de 2018

¿Qué pasa?

Me haces preguntas difíciles,
Verdaderamente difíciles. Como cuando te miro, sonrío y te sigo observando, y tú me devuelves la sonrisa y me dices: ¿qué pasa?

Y yo entorno los ojos, sacudo la cabeza y digo: nada. Es más fácil decir que no pasa nada, que explicarte que pasan por mi mente cuatrocientas treinta y una mil novecientas ochenta cosas. Todas al mismo tiempo. Sí.

Podría decirte que estoy pensando en cómo tus ojos iridescen, verdes y azules, y cómo están surcados de rayos amarillos, como si tuvieras un sol en las pupilas. También pienso en que es una lástima cómo tu mejilla derecha sube un poco más que la izquierda cuando sonríes, aunque no es realmente una lástima. Es interesante.

Pienso en la curva imposible de tu barbilla, en cómo los lóbulos de tus orejas se acercan a tu cuello, quién pudiera también. Pienso en esa media sonrisa hacia la derecha, ésa que no enseña los dientes y que me regalas cuando nadie más nos ve. Pienso en cómo se me para el corazón cada vez que te estoy besando y abro los ojos, y te encuentro sonriendo y buscando mi boca.

Pienso en ti anoche, abrazándome fuerte en la cama, pienso en cómo ha podido vivir mi caja torácica sin tus brazos alrededor hasta hoy. Ese abrazo tuyo tan inexperto, es el más dulce que he sentido en mi vida. Pienso en tus labios, cantando libres en mi cama, lleno de vida y de fuego, chisporroteante, y yo escuchándote y alimentándome de tu música, como una suerte de pequeño animal eléctrico.

Pienso en los arrebatos de primavera. En los ojos color coca-cola. Pienso en que tu tic tac y el mío son el mismo son. Pienso que quizás, para ti también, la música ahora tiene un nuevo sentido. Y qué maravilla.
Pienso en tu loca melena desparramada sobre mi pecho, y tu voz que se acomoda y me dices que qué almohada tan suave. Y sonrío y me estremezco. Acomodate, siempre vas a tener un suave hueco para ti aquí.

Pienso en cómo tu voz profunda me transporta a casa como en un sueño, como una alfombra mágica, cómo apago la música y respiro bajito para que no se disuelvan tus notas. Pienso en que ojalá te vuelva a ver muy pronto.

Pienso en lo que pasa bajo las sábanas, pero eso ya es otra historia.

¿Ves como es más fácil decirte que no pasa nada?

No hay comentarios:

Publicar un comentario