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lunes, 18 de julio de 2011

Exhumando cadáveres

Dada esta esterilidad de ideas que me azota desde hace unos meses, he empezado a pensar que soy inútil funcional. Quiero escribir algo, pero no hay manera, así que me ha dado por repasar aquella libreta que empecé en el 2008, en la que están algunas de las líneas que más orgullo me inspiran. Era una época en la que escribía compulsivamente, casi de forma obsesiva. Este es el resultado de la exhumación:


Sín título, 13 sept

[...]No quiero pedirte nada; perdóname, eso sí
si algún día fui o seré algo que no quieras,
si algun día te daño sin querer, si algún día,
por mi culpa, te quiebras.





Éste es uno de mis favoritos:

Sin título, 16 sept

Quiero andar hasta que no queden caminos,
llorar hasta que se me seue el corazón.
Quiero perderme hasta olvidar mi destino,
pensarte hasta perder la razón.

Quiero escucharte hasta que se te acaben los motivos,
gritar hasta quedarme sin aire en las venas.
Quiero esperarte hasta olvidar lo que vivimos,
sangrar hasta que ya no me queden penas.

Quiero dormir hasta quedarme sin noches,
ser tu Alicia sin país de las maravillas.
Quiero enamorarte hasta que por mí derroches,
gritarte, hasta que escuches, que las cosas son sencillas.

Brillaré hasta que te asombres.
Te llamaré hasta olvidar tu nombre.





Dímelo en la calle, 14-16 octubre

Vámonos, dame la mano y sonríe,
acompáñame a esta feria fantasma,
intentemos mantener la calma.
¡Vamos a ser libres otra vez!,
a ponernos del revés,
a vivir,
sin pensar en el ayer, ni en el mañana,
a mirarnos a la cara y a sentir,
a dejar, por un momento, de sufrir,
de pensar en "qué dirán...",
en lo que queda por hacer.
Seamos libres, sólo hoy;
sólo hoy, dime en la calle que me quieres,
que te tengo y que me tienes;
sólo hoy, dime que has vuelto a nacer,
aunque sé que mientes, no me tienes...
Sólo hoy, no me lo hagas otra vez, no me falles.
Sólo hoy, dímelo en la calle.





Cuídame, 14 oct

Arráncame de las manos el cuaderno
donde guardo mis penurias.
Sácame de la mente el momento
en el que rimé la primera furia.
Dame un caramelo, sonríeme entre la escoria,
vuélveme ignorante para no comprender la historia.
Convénceme, mi niño, de que el camino es de rosas,
guíame de la mano entre el desorden de mis cosas
y hazme creer, dulce voz, que son hermosas.





Buscaba este poema para reciclarlo y, quién sabe, quizás reescribirlo. Al final no lo he reescrito, porque leerlo me ha hecho ver de nuevo a aquella niña pequeña sacada a patadas de la infancia, perdida entre brumas. Reflejan demasiado bien cómo me siento ahora. Estos versos han motivado que abriera la libreta roja.

Sin título, 17 oct

¿Dónde queda el aire
perfumado?
¿Dónde la solidaridad
de los niños con los años?
¿Dónde queda el azúcar?
¿Y el deshollinador?
¿Dónde la piedrecita redonda
con forma de corazón?
¿Dónde quedan los coches divertidos?
¿Y los colores primarios?
¿Dónde dejé tus regalos?
Dejadme sola.




Uno algo diferente, pero flexible a más no poder:

Frases, 27 oct

Bésame, me arde la garganta.
Cántame, me duele la cabeza.
Mírame, me lloran los ojos.
Tócame, me escuecen las heridas.
Fóllame, me duele el corazón.
Sonríeme, me tiran los lavios.
Aráñame, me sangran los dedos.
Dame las manos, que las tengo heladas.




Un salto temporal; éste es del 20 de abril del 2009:

Sin título

Tu sitio lleno,
mi demencia
y este sencillo paroxismo de inexistencia.

Arma ruido tu decencia,
y mi falta de clemencia
no es más que tu reminiscencia.

Poco a poco desordeno
este cuarto
que dejaste en decadencia.

De tarde en tarde me abrazo
a tu seno
e imagino nuestra extraña displicencia.








Esto es todo por hoy.

2 comentarios:

  1. Pues has exhumado un bonito cadáver :), aunque melancólico.

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  2. Es curioso, caso puedo leerlo con alguna clase de música, difícil de describir...

    Tan maravillosa, tan negra, en fin. Me encanta, para bien y para mal.

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