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miércoles, 22 de mayo de 2013

Como siempre

I

Arrastraba los pies por el asfalto, como siempre, mientras los pantalones me golpeaban los gemelos, enardecidos por el viento, como siempre, de camino a clase, como siempre, en un día normal y corriente, como siempre. El cielo estaba limpio esa mañana; parecía tener una coartada sólida. Se cruzó en mi camino el señor Morris, como siempre, con su sonrisa de colchón de viscolátex y su barra de pan humeante bajo el brazo; todas las mañanas me imaginaba que, debajo de aquel brazo, debía de tener una quemadura enorme, de piel cetrina y seca. Tras él corría su perro Danny, absurdo y feliz, como siempre. Unos metros más allá pasó Emily, haciendo footing, las piernas torneadas embutidas debajo de un maillot increíblemente artificial, la breve camiseta empapada de un sudor surrealista, la coleta castaña dando latigazos en su nuca bronceada; como siempre, me sonrió con picardía. Todas las mañanas me imaginaba que le escupía en esa cara de super - woman autosuficiente. Justo antes de doblar la esquina, pasó frente a mí la prole de los Harris, esos cuatro chavales rubios y prácticamente fotocopiados de voces agudas y mochilas enormes. Me saludaron con la mano, les dediqué una sonrisa y crucé la calle tras ellos. Como siempre. 

En medio del paso de peatones había algo en el suelo, algo que nunca había estado allí. Un manojo de llaves yacía sin dueño; me agaché a recogerlo y algo me llamó la atención. No contenía más que cuatro llaves y un llavero esférico, pero... La primera llave era cuadrada, plateada, pero tenía una diminuta etiqueta hecha con un trozo de papel y algo de cinta adhesiva en la que se podía leer, escrito con caligrafía diminuta y angulosa, "mazmorra". Las otras tres llaves, anodinas en su forma, llevaban sendos cartelitos según los cuales una de ellas abría el "castillo", otra el "ataúd" y la última y más sorprendente, el "cerebro". El llavero tampoco me dejó indiferente: era una esfera azul de algún material duro, con unos ojos saltones que me miraban en relieve y una boca sonriente. 

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