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lunes, 17 de febrero de 2020

Poemas del último año

Por algún extraño motivo, los poemas que he escrito en los últimos meses han ido a parar a una nota de Google Keep. No puedo remediarlo, soy incapaz de mantener un cuaderno en físico para nada que no sea dibujar. Espero que me perdonéis y aquí tenéis una recopilación de los últimos; algunos, leídos en Slams de poesía con no poco éxito. Aquí los dejo, como un boceto o un borrador algunos de ellos, otros como ideas. Pero si no están en el blog, aunque no estén terminados, es como si no estuviesen en su sitio. 

TU VIDA ES TUYA

Esta mañana me he dejado olvidadas
Colgadas en la percha del vestuario del trabajo,
Entre mi uniforme y mi adolescencia,
Las ganas de vivir.
En este frenesí de ocho a tres,
Dicho así, seguido y sin parar y sin separar los labios,
En este frenesí de ocho a tres
Me he olvidado de mirar las nubes,
De tragar el café
Y lo conservo, lo bailo en la boca hasta al menos las doce de la mañana,
Me he olvidado de peinarme,
De mirarme al espejo, de rezar
Me he olvidado de tocarme donde duele.
En esta semana interminable, de emergencia climática, de sentencias judiciales, de feminicidios,
En esta semana insensibilizada e insensible
Me he olvidado de pasar la escoba por el salón y de barrer las manecillas del reloj
Que se cayeron
No sé ya ni cuando.
En este año de frenesí de ocho a tres,
Apenas he pisado la playa, he viajado poco y he bebido menos vino de la cuenta.
Me he olvidado
De gritar, de pedir tregua,
De bajarme de esta cinta transportadora que me arrastra,
De la casa al trabajo
Y del trabajo a casa.

Yo he olvidado para qué servía todo esto,
Cómo se utilizaban los músculos de la cara,
Y ahora estudio, qué ironía, para volver a aprender que la vida, que el futuro, no era esto.
Yo, que he olvidado muchas cosas,
Pero sí que he recordado rebuscar el sentido de la vida entre mis libros y mis méritos, y en lugar de eso he hallado un corazón repleto de migajas, y he escuchando diez mil veces a gata cattana decir que la gloria sería morir a los setenta en una islita griega,

Si yo me he convertido en un manojo de amnesia, guerrera perfecta del capitalismo, útil, sumisa, guardiana del black friday, de los balances, de las agendas de míster wonderful, de las rebajas, de meditar, del yoga y de llorar los domingos por la tarde,
Si yo he podido hacer todo eso,
Tú, no olvides,
Que la vida no tienes que ganártela,
Que tu vida, ya es tuya.


JAÉN, PARAÍSO EXTRATERRESTRE

Jaén, levántate brava, sobre tus piedras lunares
No vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
Jaén, levántate brava, entre las hileras de olivos,
que me duele tu paro y tu hastío como si fueran míos.
Jaén, limpia las piedras de tus catedrales
y limpia las calles de polvo, Jaén
Jaén, dale la vuelta a la frente arrugada, relaja los hombros
que se te pasa la vida por delante, se te van los jóvenes, se te va el tiempo por los desagües, Jaén.
Jaén, que te desangras por esa arteria abierta que es la vía vacía del tranvía,
Que te pierdes en veredas entre pueblos que aún viven en sepia,
Que te olvidas de esos hombres de manos callosas que aún van a la iglesia montados en un burro,
Cómo sería, Jaén, que en cada uno de tus castillos hubiera cada viernes una fiesta,
que tuviésemos turistas,
industria,
que tuviésemos trabajo.
Cómo sería, Jaén, que una milagrosa lluvia de interés y de dinero nos devolviese la sonrisa, la vida y el futuro.
Cómo sería poder volver a tus brazos 
sin sentir esta pena tan inmensa. 
 

MOLINO ALTO NÚMERO TREINTA Y OCHO


Nací y crecí en una casa muy antigua
Un molino, datado según reza la placa en la fachada, en el año 1513.
Corrió de mano en mano, hasta llegar casi por accidente, a las manos temblorosas de mi madre. Aquella casa larga y antigua y con demasiadas historias que contar.
Aquella casa umbría como el cieno, con olor a humedad, la fresca huésped verdosa que nunca pudimos echar de una vez por todas.
Ruidosa, crujiente en invierno, árida en verano,casa rodeada de limones y naranjos, poblada de gatos y ratones,
Casa oscura como boca del lobo, con aquella teja que hacía las veces de lámpara escalera abajo.
Casa con vida propia, sonora en invierno, postigos retumbantes e inclementes sin pensar en los niños asustados que éramos ;como aquella noche en que, solos, fuimos a atacar a un misterioso fantasma melodioso, armados con un taburete y la flauta dulce del colegio, y al final resultó que sólo era nuestra gata.
Casa de paredes de a metro y medio, inamovibles, paredes que no dejan pasar el calor en verano, ni dejan salir el frío en invierno. Casa tiritante desde septiembre hasta mayo.
Casa severa, imponente. Las piedras de molino rotas y esparcidas por el patio, como los dientes de un gigante dormido y enterrado en la arena. Dientes manchados de los higos que caen cada verano al ritmo del sonar de las chicharras.
Casa de ventanas diminutas. Casa de hambre. Casa de muebles de madera oscura, de mesas tan pesadas, de puertas que siempre hacen ruido a la hora más intempestiva, casa... Casa de barrotes con ventanas, ventanas como orificios roídos en los muros, como huesos que conforman una jaula poblada de bestias. Casa sin pestillos en las puertas, para así nunca jamás poder dormir tranquilos.
Después de tantos años vuelvo a esta perra casa, y no encuentro más que carcasas vacías
En aquella caja de latón de caramelos, no hay más que envoltorios brillantes y acusadores, y entre mis libros encuentro planchadas las flores del patio.
Las hormigas se han llevado el piano de la entrada, y aquellos sillones de terciopelo verde ya no valen para nada.
A la guitarra se la comió la podredumbre
Y en la chimenea hace quince años que nadie asa ni un puñado de castañas.
Y, escurriéndose por el gotelé abajo, la mano de hierro, la calma sumisa, el silencio estratégico, la tensa calma.
Y entre todos los armarios, debajo de todas las paredes he rascado y rebuscado y no consigo encontrar el nido de las cucarachas... El agujero de donde mana esta pena infinita y cierta. Esta pena contradictoria, este añorar lo que nunca se tuvo, este esperar aún que llegue lo que nunca se supo. Este síndrome de Estocolmo revertido, esta foto vieja en negativo. Esta pena en color sepia.


ODA A MIS CARNES INESTABLES - SEGUNDA PARTE

Camino por la calle y siento como a cada paso
mis coronarias se atascan
con los errores del pasado,
cómo mis intestinos se dilatan, y me ensancho
soy dolorosamente consciente del espacio que ocupo
y camino por la calle y casi escucho
el estampar de mis pies contra el suelo, y tengo miedo
de que algún vecino me denuncie por provocar desprendimientos en su casa
cuando subo la escalera. [...]


PLAN DE ATENCIÓN INTEGRAL AL MÉDICO ENFERMO

El colegio de Médicos de Málaga ofrece un servicio gratuito e integral de atención al médico enfermo.
Me sorprende cómo somos capaces de simplificar un fenómeno tan complejo.
Cómo atenderme a mí cuando aparezco enfundada en mi bata blanca, que a las cuatro de la madrugada pesa tanto que me dobla el cuello hacia delante, en la habitación cuatrocientos veintiseis, a certificar una muerte.
Como esa sensación de estar tan fuera de sitio
como un pulpo en un garaje
como una cría de veintiséis años tomándole el pulso a un cadáver
Cuántos talleres hacen falta para aprender a comunicarle a Miguel Ángel,
que tiene veintiséis años, como yo, y me habla de usted,
que dentro de cinco años estará en silla de ruedas... [...]


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