Por qué, dios, por qué
duele tanto respirar al despertarse.
Por qué el silencio abusa, acosa, destruye.
Por qué.
Por qué cada músculo es una puñalada de acero
y cada voz en tu garganta es un canto al cielo
y cada cuello es un destrozo rojo y negro
y cada beso es un meteorito en tu pelo
y cada día es un imposible.
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