... y mi piel temblará bajo tus manos hasta que vuelva.
Y sigo sonriendo cuando pienso cómo me alisas las esquinas a base de besos.
Mi casa está donde estás tú;
Los mismos ojos, la misma luz.
Mi casa está donde estás tú;
los mismos clavos, la misma cruz;
los mismos clavos, el mismo ataúd.
Maldita canción perfecta.
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