Poesía, literatura, pintura, viajes, historia del arte, medicina, política... Un poco de todo y un poco de nada.

jueves, 26 de abril de 2012

El camino más corto al corazón de una mujer es el sufrimiento.

Demasiadas carencias, supongo. 

Me sobras. 

miércoles, 18 de abril de 2012

Los 5 arrepentimientos de los moribundos

Este es un artículo escrito por la australiana Bronnie Ware que quería compartir con vosotros.
"Durante muchos años trabajé en los cuidados paliativos. Mis pacientes eran los que habían ido a casa a morir.
Algunos momentos increíblemente especiales fueron compartidos. Yo estaba con ellos las últimas tres o doce semanas de sus vidas.
La gente crece mucho cuando se enfrentan a su propia mortalidad, y he aprendido a no subestimar la capacidad de alguien para crecer.
Algunos cambios fueron fenomenales. Con cada experiencia, una variedad de emociones esperadas, como la negación, el miedo, la ira, el remordimiento, más negación y con el tiempo, la aceptación.
Pero cada paciente encontró su paz antes de partir, cada uno de ellos.
Cuando les preguntaba acerca de cualquier arrepentimiento que tenían o cualquier cosa que hubieran querido hacer diferente, surgieron unos temas comunes una y otra vez. Estos son los cinco más comunes:
1. Hubiese deseado haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, y no la vida que otros esperaban para mí.
Este era el lamento más común de todos. Cuando la gente piensa que su vida está a punto de terminar y miran hacia atrás con claridad, es fácil ver cómo muchos sueños se han ido sin ser cumplidos. Muchas personas no habían cumplido ni la mitad de sus sueños y tenía que morir sabiendo que era debido a las elecciones que habían hecho, o las que no habían hecho.
Es muy importante tratar de cumplir al menos algunos de tus sueños a lo largo del camino. Desde el momento en que pierdes tu salud, es muy tarde. La salud da una libertad que muy pocos reconocen, hasta que ya no la tienen.
2. Desearía no haber trabajado tan duro.
Esto vino de cada paciente de sexo masculino que cuidé. Ellos se perdieron la niñez de sus hijos y la compañía de sus parejas. Las mujeres también hablaron de este arrepentimiento. Pero la mayoría fueron de una generación anterior, muchos de los pacientes de sexo femenino no habían sido el sostén de la familia. Todos los hombres a los que cuidé lamentaron profundamente haber pasado gran parte de sus vidas en el trabajo.
Simplificando tu estilo de vida y tomando decisiones más conscientes a lo largo del camino, es posible que no necesites los ingresos que crees que necesitas. Y al crear más espacio en tu vida, serás más feliz y más abierto a nuevas oportunidades, unas que se adaptarán mejor a tu nuevo estilo de vida.
3. Desearía haber tenido el coraje de expresar mis sentimientos.
Muchas personas suprimieron sus sentimientos con el fin de mantener la paz con los demás. Como resultado, se conformaron con una existencia mediocre y nunca llegaron a convertirse en lo que realmente eran capaces de ser. Muchas enfermedades se desarrollan como resultado de la amargura y el resentimiento que llevan dentro.
No podemos controlar las reacciones de los demás. Sin embargo, aunque las personas puedan inicialmente reaccionar cuando cambias y hablas con sinceridad, al final la relación llegará a un nuevo y más saludable nivel. Eso o te ayudará a reconocer una relación enfermiza en tu vida. De cualquier manera, tú ganas.
4. Desearía haber estado más con mis amigos.
A menudo no se dan cuenta realmente de lo beneficioso que son los viejos amigos hasta sus últimas semanas de vida, y no siempre fue posible localizarlos. Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que habían descuidado amistades de oro en los últimos años. Había mucho arrepentimiento por no haberle dado a la amistad el tiempo y esfuerzo que se merecían. Todos echan de menos a sus amigos cuando están muriendo.
Es común para los que tienen un estilo de vida muy ocupado descuidar a las amistades. Pero cuando te enfrentas con tu inminente muerte, los detalles físicos de la vida desaparecen. La gente quiere tener sus asuntos financieros en orden, si es posible. Pero no es el dinero o el estatus lo verdaderamente importante para ellos. Ellos quieren hacer cosas que le sean más beneficiosas a sus seres queridos. Por lo general, sin embargo, están demasiado enfermos y cansados como para manejar esa tarea. Entonces, al final, todo se reduce al amor y a las relaciones. Eso es todo lo que queda en las últimas semanas: el amor y las relaciones.
5. Desearía haberme dejado ser más feliz.
Esta es sorprendentemente común. Muchos no se dieron cuenta hasta el final que la felicidad es una elección. Se habían quedado atascados en viejos patrones y hábitos. El llamado “confort” de las cosas familiares fluyo dentro de sus emociones, así como en su vida física. El miedo al cambio los tenía engañando a los demás y a sí mismos, fingiendo que estaban contentos. Cuando en lo profundo, deseaban que las risas y las tonterías volvieran a sus vidas de nuevo.
Cuando estás en tu lecho de muerte, lo que los demás piensen de ti está muy lejos de tu mente. ¡Qué maravilloso sería que no te importe eso y sonreír nuevamente, mucho antes de que te estés muriendo!
La vida es una elección. Es TU vida. Elige conscientemente, elige sabiamente, elige honestamente. Elige la felicidad."

sábado, 14 de abril de 2012

Me pasé la vida deseando, y así me fue.
Deseando escribir algo que te gustara, que te hiciese llorar. Deseando ser una sirena. Deseando sacarte de tu burbuja. Deseando ser una estrella de rock. Deseando ser la persona más importante de tu mundo. Deseando tener unas piernas kilométricas. Deseando evocarte una sonrisa cada vez que pensaras en mí. Deseando tener un gatito blanco, apenas recién nacido, que no creciera nunca. Deseando darte la mano y andar hacia delante. Deseando comprarme uno de esos llaveros con forma de zapatilla Converse para llevarlo colgado del zapato. Deseando ser la mitad de tí.

Algunas de esas cosas las conseguí; tuve un disfraz de sirena, aprendí a tocar la guitarra y me hice todos los piercings que me cupieron en la cara, practiqué kick boxing y terminé teniendo unas piernas de nadador noruego, tuve un gato que al final creció hasta ser una suerte de pelusa correteante, tuve un llavero con forma de camiseta que tampoco estaba mal.


Me paso la vida deseando, y así me va.

Nunca te lo he dicho, pero siempre he deseado tener a alguien como tú.
Puede que no me vaya tan mal, ¿no?



Bueno... y a tí, ¿cómo te va?

Baila como si nadie te estuviese viendo,
AMA COMO SI NUNCA TE HUBIERAN DAÑADO ANTES,
canta como si nadie pudiera oírte,
vive como si el cielo estuviera en la tierra.

Ama como si nunca te hubieran dañado antes.
Guarda ese miedo que lo vela todo y solo se queda
diciendo cosas que siempre suenan a triste,
cosas que suenan a olvidar.
Todo ese ruido que el maldito invierno nunca se lleva.

martes, 10 de abril de 2012

La violación: ¿fuera del código penal?

Os dejo un texto que ha salido publicado en la revista Alfa y Omega, propiedad del ilustrísimo señor Rouco Varela. Leed y juzgad por vosotros mismos.
FUENTE: http://www.alfayomega.es/Revista/2009/643/05_contrapunto.php


La violación, ¿fuera del Código Penal?

Nada más lejos de mi intención que frivolizar con la violación. Pido disculpas a quien así lo ha entendido. La cuestión es: reducido el sexo a simple entretenimiento, ¿qué sentido tiene mantener la violación en el Código Penal? ¿No debería equipararse a otras formas de agresión, como si, por ejemplo, obligáramos a alguien adivertirse durante algunos minutos? ¿Por qué tanta disparidad en las condenas?
No es demagogia. Hay movimientos recientes en esa dirección. En marzo, en una decisión sin precedentes, el Consejo de Ministros concedió el indulto parcial a un violador, cuya condena a 12 años, ratificada por el Tribunal Supremo, se redujo a cinco años. El condenado es un joven homosexual, bien relacionado con círculos progubernamentales de la industria del espectáculo, que asaltó a otro joven en los lavabos de una discoteca. Sus tres cómplices fueron favorecidos por la Secretaría de Prisiones, de la Generalidad de Cataluña, en otra decisión sin precedentes: obtuvieron el tercer grado, y pudieron abandonar la cárcel tras sólo 8 meses de condena.
Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal. Ése es el ambiente cultural en el que vivimos, y, sin embargo, la inmensa mayoría de españoles consideraría una aberración que se sacara la violación del Código Penal, aunque, a sólo cien metros, uno tuviera una farmacia donde comprar, sin receta, la pastillita que convierte las relaciones sexuales en simples actos para el gozo y el disfrute. Esa hipotética indignación es un motivo de esperanza, porque demuestra que la deshumanización de la sexualidad, que promueve el Gobierno, todavía no ha llegado a un punto de no retorno.
Ricardo Benjumea

Carta de un abogado a un médico




CARTA DE UN ABOGADO A LOS MEDICOS



Los títeres del arte de curar, marionetas de obras sociales, hospitales y sistemas prepagos de atención médica trabajan donde y como pueden.

Su responsabilidad social hace funcionar las instituciones y su irresponsabilidad personal los lleva a exponerse inútilmente.

El día en que ellos, verdaderos médicos por vocación, dejen de pensar tanto en el paciente, en su capacitación profesional a cualquier costo, en las instituciones para las que trabajan, y tomen conciencia de lo mucho que arriesgan en cada acto médico, ese día la atención del país se paralizara.

Porque solo un demente (alguien que ha perdido la facultad de discernir entre la bondad y la estupidez) puede aceptar la responsabilidad de barajar una vida humana cuando un sistema perverso y carente en todo sentido no le brinda la seguridad y tranquilidad necesarias para trabajar como corresponde.

Porque el médico que asume la responsabilidad en un acto quirúrgico, que se somete al estrés de desplegar su arte sobre un paciente dormido, que asume la lucha contra la enfermedad ajena, que desafía a la muerte sabiendo que no siempre triunfara y que acepta hacerlo por la vergonzosa remuneración que el sistema le asigna, ese médico no es bueno, es ESTÚPIDO, es alguien que consume toda su inteligencia en el cadalso de su ofrenda personal hacia un prójimo que no le reconoce el esfuerzo.

Agotada su paciencia, ya no puede ver que un error, aunque involuntario, le puede costar su patrimonio, su bienestar, su salud.

Este suicida altruista figura en todas las cartillas de los sistemas prepagos de atención médica.

Trabaja en los hospitales nacionales, provinciales o municipales, superado por un aluvión de pacientes que envejece haciendo colas y recibe atención francamente deficitaria.

Deambula por clínicas y sanatorios juntando monedas para poder subsistir.

Este médico, suicida por vocación, inteligente para el prójimo y descerebrado para si mismo, bueno y estúpido a la vez, responsable ante la sociedad e irresponsable ante su familia, es la carne del cañón, el centro del blanco de la industria de la "mala praxis".

Todo abogado sabe que en este sistema perverso, tan carente de recursos, tan manoseado por inescrupulosos enriquecidos a costa de la salud, el médico es el "hilo fino" mas fácil de cortar, el candidato ideal para exprimir, el ingenuo mas liviano de sacudir para rescatar las monedas que llevan en lo bolsillos.

Lo que pocos se han puesto a pensar, es que, en definitiva este ensañamiento médico, que no discrimina entre idóneos e incapaces, entre buenos y malos, decentes y envilecidos comerciantes, es fundamentalmente perjudicial para el paciente.

La comunidad toda empieza a sufrir las consecuencias cuando el médico capacitado, con experiencia, con reconocido prestigio entre sus colegas, empieza a "esquivar" la patología difícil, esa donde arriesga mucho y gana poco.

El médico que cuida sus espaldas, discrimina por necesidad.

La comunidad toda sufre esta realidad, al verse privada de la idoneidad y la experiencia de sus mejores médicos.

Porque los mejores, también los mas inteligentes, rápidamente ven la necesidad de dar un paso al costado para no exponerse.

Si bien es cierto que algunos médicos no están acostumbrados a responsabilizarse por sus acciones, también es cierto que la inmensa mayoría, no tendría que trabajar en las actuales circunstancias.

Arriesgan mucho sin ganar nada.

Porque si un cirujano tiene que afrontar un juicio por mala praxis, la demanda supera en miles de veces la remuneración de su trabajo.

Una intervención de $1200 puede convertirse en un juicio de $120.000.

Así las cosas, los sistemas prepagos de atención médica, circular mediante, solicitan a sus médicos fotocopia de la póliza de seguro suscrita.

Ellos, al mejor estilo de Poncio Pilato, pretenden que el médico, con centavos que le asignan por su trabajo, contrate un seguro de "mala praxis".

De esta manera, los líderes de la medicina prepaga se cubren de los errores del servicio que dicen brindar.

Logran su cometido sin sacrificar un solo centavo de sus arcas.

Con los aranceles vigentes, ningún médico puede asegurarse contra "mala praxis".

Con temor a la "mala praxis", ninguno puede trabajar como deberia.

El auge de este tipo de juicios no es culpa de los abogados.

Ellos, que son muchos y deben subsistir, han visto las falencias del sistema que colocan al médico en la primera línea de fuego.

Como frágil fusible de una maquina sanitaria en constante corto circuito, el médico salta y se quema.

Gane o pierda, con o sin justicia, con razón o sin ella, el médico debe pagar.

La sociedad parece ensañada con los encargados de velar por la salud.

Vocación de SUICIDAS para seguir con esta profesión que tiene el índice mas alto de divorcios, alcoholismos, muertes prematuras y el menor en remuneraciones comparados con otras clásicas.

¡Suicida altruista! El profesional en una institución desmantelada y desgastada,

¡se desgasta!

lunes, 9 de abril de 2012

Negar

Como antesala a una próxima entrada (larga) que versará, probablemente, sobre la guerra en los Balcanes, os dejo una frase que da que pensar.

La clave de la supervivencia es negar. Negar el cansancio, negar que tenemos miedo, negar que deseamos el éxito. Y, sobre todo, negar que negamos.

domingo, 8 de abril de 2012

II

[...]Faltaba algo, sí, algo bastante corpóreo, en particular un ser cálido con una extraña melena casi rubia y dos pozos luminosos a modo de ojos. Él.

- Demasiado desafío - se dijo - yo no puedo ser tan fuerte.

En la esquina inferior izquierda del espejo estaba la foto de ellos, juntos y sonrientes; la acarició como si tocara su mejilla y saltó. Como un salto en el vacío de quien no teme a la muerte.

- Al menos nos tenemos -
Se levantó una mañana y el espejo la acusó desde el fondo del cuarto. Se arrastró hacia él y lo que vio no fue menos siniestro que la oscuridad a medio hacer que invadía la habitación. En el espejo flotaban unos ojos hundidos. Faltaba algo; había perdido la costumbre de vivir.