Poesía, literatura, pintura, viajes, historia del arte, medicina, política... Un poco de todo y un poco de nada.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Cine, el 7º arte

Vivir una historia de película siempre es sólo eso, ficción. Que por mucho que se quiera, en la vida real nadie cogerá un avión para buscarte en el rincón más alejado del planeta. Nadie piensa en tí cada décima de segundo, se levanta y se acuesta con tu efigie en la mente. En la vida real el taxi nunca llega a tiempo, o nunca pasa en el momento justo, o no espera a que termines de despedirte de él (o ella). En la vida real, la ciudad por la que paseas solo no es tan bohemia, ni tan luminosa (u oscura), las calles no son suficientemente intrincadas, y nunca empieza a nevar justo cuando te sientas en el banco de forja del parque. En la vida real, no cruzarás miradas con un apuesto desconocido que te seguirá a casa, te mandará ramos de rosas blancas y terminará haciéndote sentir la reina de Saba. Nadie ama de verdad, nadie sabe dar el alma, la vida y la sangre por otra persona. Nadie ama tan intensamente como en las películas.

En la vida real, no se puede ser nunca Pretty Woman, no hay historias como las de Love Actually, no existen los flechazos a lo Titanic ni el empeño y la persistencia de Manecq y Matilde en Largo Domingo de Noviazgo.
En la vida real, nadie está a Tres Metros sobre el Cielo sino con los pies en la tierra; y, muchas veces, hundidos en la mierda hasta la barbilla.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Componiendo canciones para un loco

Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese... ¿qué sé yo?. ¿Viste? Salís de tu casa por Arenales; lo de siempre, en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus. Medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano. ¿Te reís? Pero sólo vos me ves; porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares. ¡Vení!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y te digo...



Una balada para un loco, del ilustrísimo Sr. Piazzolla. Esta canción sólo puede ser cantada por un argentino. Viva el tango.



La canción original:

domingo, 12 de diciembre de 2010

Cumplir los puntos del orden del día

· Los sueños de toda su vida eran dos: quería ser cantante de rock y hacer giras por el mundo, drogarse y fumar cualquier cosa que se pusiera en su camino y levantarse los domingos a las cuatro de la tarde con resaca. Quería ser decadente, no tener ilusión por vivir y necesitar una raya de cocaína para ponerse eufórica y salir a darlo todo en el escenario. Quería poder apartar a manotazos a sus fans enardecidos, nerviosos, deseosos por conseguir aunque fuera un insulto suyo. Quería follar todas las noches, varias veces, con un chaval distinto, lo más borracho posible para que no la viera llorar cuando estaban a punto de terminar. Quería ser un despojo que ganara millones con sus canciones desgarradas y rápidas, de letras terribles. Quería destrozar su cuerpo, morir joven y dejar un cadáver bonito. Quería ser como Kurt Cobain, como Sid Vicious... pensaba que esa era la única forma de disfrutar de la vida. ·

· El otro sueño es más fácil de conseguir, y resuena en su cabeza todos los días: huesos. Quería ser una de esas chicas jovencísimas que salen en esas fotos traviesas, llevando botas militares y gafas Ray-Ban, con los labios pintados de rojo sin ninguna delicadeza y cortísimas faldas de cuadros o camisetas largas en las que pudiera leerse "FUCK ME, I'M FAMOUS". Quería poner esas caras de hastío o esas sonrisas falsísimas y forzadas que ponían esas chicas, ese aire travieso y rebelde que tanto la atraía. Pero, sobre todo, quería tener sus piernas. Esas piernas huesudas, con esas rodillas horriblemente prominentes y casi cinco centímetros de separación entre los muslos. Quería poder marcarse con un rotulador las crestas ilíacas y las costillas, los hombros y las clavículas. Quería ser Vinila Von Bismarck, Dita Von Teese, Stoya, Annie Lennox, Kate Moss. Quería poner su cuerpo al límite, ayunar durante semanas, adelgazar, adelgazar y adelgazar por el camino fácil, hasta marearse y tener que ir al hospital, hasta que se le cayeran los dientes, hasta ser parte de ese asqueroso río de zorras aborregadas, delgadas y preciosas, felices y rebeldes, bonitas, atractivas y de piernas kilométricas. Estaba un poco hastiada de no mirarse en el espejo cuando salía de la ducha. Un poco harta de andar siempre perdiendo oportunidades, de ser siempre rechazada. ·







En realidad no, su sueño es ser médico y ayudar a la gente a ser más feliz o sencillamente a vivir un poco más y un poco mejor.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Sabotaje.

Os contaré un pequeño cuento.

Son las 13.09 de la tarde del 3 de diciembre. En en centro de control aéreo de Torrejón de Ardoz, en Madrid, (uno de los dos centros neurálgicos del control del espacio aéreo junto con Mallorca), el controlador aéreo Pedro López García levanta los ojos de la pantalla y recuerda el día en el que lo que en ese momento iba a pasar se acordó. Traga saliva, se levanta y pone su mejor cara de enfermo. Va al supervisor: Jefe, no me encuentro muy bien... - enmudece y corre hacia el baño haciendo aspavientos. Hace como que vomita y, al salir del baño, el supervisor le permite volver a casa a recuperarse de la indisposición.

Escenas como esta se repiten a lo largo y ancho de todo el país. Los controladores se levantan de sus sillas y se marchan a sus casas. Algunos controladores algo más sensatos llaman al orden a sus compañeros, pero no surte efecto.



Mario está en el aeropuerto de Málaga, con su pequeña maleta. Está nervioso, deseando subirse al avión y llegar a Londres, donde sabe que sus dos hijas (Marta y Ana) le están esperando. Ayer habló con Ana, la pequeña, de sólo 4 años, y le dijo que su número favorito es el 0. "¿Por qué, cielo?" dice Mario. "Porque faltan 0 días para que vengas, papi". Mario sonríe y ocupa su sitio en el avión.
Ha pasado media hora, y el avión no despega. ¿Qué está pasando? La gente, dentro de ese cilindro metálico, empieza a ponerse nerviosa. La azafata pide tranquilidad, y su maquilladísimo ceño empieza a fruncirse. Mario se revuelve en el sillón; no sabe que, dentro de cinco horas, estará tirado en un hotel de Málaga, solo, echando de menos a sus pequeñas.

[esto último es un caso verídico y cercano]

Martina está en Barajas. Ha conseguido llegar a la terminal después de sortear miles de colas y grupúsculos de personas con su silla de ruedas motorizada, siempre tan trastornante. Busca a una amable chica vestida con un chaleco reflectante, del servicio de ayuda a discapacitados, para moverse a una silla de ruedas del aeropuerto y facturar su "Vespa", como ella la llama. La nueva silla es más incómoda, no tiene motor y le da frío en los riñones, pero no le importa. Está feliz porque podrá ver, por fin, a su madre; tras cuatro horas de avión, pero la verá. Ya ha facturado su maleta y se dirige a la puerta de embarque. Pasan tres cuartos de hora, ¿qué ocurre? la gente está agitada. Busca a una de esas chicas tan amables, pero no puede encontrarla. Está en medio de la T4 de Barajas, sin sus analgésicos y sin su Vespa, y sola.





Supongo que a estas alturas ya sabréis de lo que os hablo. Ayer, 3 de diciembre, los controladores aéreos españoles abandonaron sus puestos de trabajo. Dejaron los cielos españoles vacíos, justo al empezar un puente de 5 días (como mínimo), y a 300.000 personas abandonadas y desamparadas en los aeropuertos españoles. Todo ello, ¿porqué? supuestamente, en protesta al nuevo modelo de gestión aeroportuaria del gobierno. Es decir, que hace unos meses les bajaron el sueldo y les aumentaron un poco las horas de trabajo. Y diréis: ¡coño! ¡que hagan huelga entonces! Pues no. De media, ganan 30.000 euros AL MES y trabajan 7h A LA SEMANA.

La consecuencia principal de esto, dejando aparte la gente afectada, es que el espacio aéreo se ha militarizado. Ahora, los controladores están bajo las órdenes del mando militar. Esto implica que las consecuencias del absentismo laboral serán muchísimo más duras. Y en esta guerra, son siempre los ciudadanos los que pierden.

Os emplazo a que leáis la noticia por ahí; mis fuentes hasta ahora son la cadena SER, el canal 24h noticias de la 1 y la CNN.

Indignante. Un grupo de privilegiados han tomado el control de la vida de más de un cuarto de millón de ciudadanos. Una puta verguenza.

Y encima, en Londres están a -7ºC, con otros muchos vuelos cancelados por la intensa nevada que azota el país desde hace un par de días.


Opiniones? Aunque creo que en esto estamos todos de acuerdo xD


Os dejo algunas noticias, ahora a las 1.18 del 4 de diciembre.


http://www.cincodias.com/articulo/empresas/Gobierno-envia-militares-controlar-aeropuertos/20101203cdscdsemp_11/


http://www.elmundo.es/elmundo/2010/12/03/madrid/1291414186.html